El tándem tecnología y educación no se puede disociar. En un mundo cada vez más conectado e imbricado, las TIC no sólo son parte de la educación sino también una herramienta de gran ayuda para la formación. Por esta razón, POWERVOTE ha desarrollado un sistema de mandos de respuesta educativos que puede ser utilizado en el entorno educativo de los colegios e institutos.

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lunes, 18 de abril de 2011

Tecnología y educación: ¿nuevos instrumentos para objetivos obsoletos?





La introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación se ha popularizado en los últimos años con los programas de uso masivo de gobiernos y ONGs. Este tipo de acciones se presentan, según Juan Freire, responsable de la Cátedra de Economía Digital de EOI Escuela de Organización Industrial (Madrid), como una de las pocas soluciones a los graves problemas de los sistemas educativos a pesar de que solo plantean cambios de tipo instrumental. En el número de abril del Boletín del Centro del Conocimiento de Tecnologías Aplicadas a la Educación, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, el profesor Freire asegura que en este escenario el problema sería ¿cómo incrementar el desempeño de los métodos educativos al utilizar “nuevas tecnologías”? Además, la relevancia de estos programas como motores de acceso a las TIC es efímera. Posiblemente en pocos años, pocos estudiantes en un país desarrollado dependerán de este tipo de iniciativas para utilizar activamente las tecnologías.
Sin embargo, la transformación que está facilitada por la tecnología digital es más profunda y afecta a nuestras prácticas y valores. Por tanto, las cuestiones realmente relevantes son cómo debemos entender la educación en la cultura digital y cuál es el papel que pueden jugar las instituciones educativas. Vivimos ya en un entorno de abundancia de información y de múltiples vías de acceso, recomendación y filtrado. En este contexto, seguir pensando en la escuela y el profesor como sistema preeminente para la transmisión de conocimiento y en la biblioteca como principal espacio de acceso a fuentes documentales es un sinsentido poco acorde con los modos en que todos aprendemos hoy en día.


Para Freire, la mayor parte de programas de introducción de TICs se centran en su uso en el aula, como es el caso español. Pero, ¿son necesarias, incluso son convenientes, las tecnologías en el aula? Si las concebimos para “mejorar” (¿acelerar, ampliar?) los modelos convencionales de transmisión de conocimientos y de relación entre profesores y estudiantes no estamos más que acelerando la obsolescencia del propio sistema.


A juicio del responsable de la Cátedra de Economía Digital de EOI, la educación se está enfrentado con retraso a un reto que ya es bien conocido en otros ámbitos. Por ejemplo, en la década de 1990 se hizo popular en el mundo de la gestión empresarial el concepto de “paradoja de la productividad” que se preguntaba por las razones por las que muchas empresas que introducían TICs en sus procesos empeoraban su desempeño. Poco a poco se fue descubriendo que el problema era la aplicación de nuevos instrumentos para mantener modelos organizativos y procesos desfasados. Las TICs solo eran relevantes cuando las empresas se organizaban en red y establecían modelos de relación abiertos con su entorno.


Y según Freire, algo similar puede estar ocurriendo con la educación. De hecho la introducción de tecnología se ha medido casi siempre de una forma simplista y cuantitativa. Sin embargo, poco se habla del diseño de las tecnologías: ¿qué tipo de prácticas y valores soportan?, ¿usan software libre o propietario? ¿son estándares abiertos o cerrados? ¿se permite la instalación (y modificación) de nuevo software o son sistemas “llave en mano” que no pueden modificarse? ¿seguimos pensando en “libros de texto” o en bases de conocimiento?, y estas bases ¿se construyen por expertos y editoriales, por las comunidades de profesores o se configuran a partir de elementos relevantes independientemente de su procedencia?


Para Freire, quizás la mejor vía para pensar el uso de las TIC en educación sea olvidar por completo la tecnología y reflexionar sobre el cambio en los procesos de aprendizaje . Una vez entendamos como queremos que nuestros estudiantes aprendan, cual va a ser el papel de los profesores, como vamos a gestionar la producción y el acceso al conocimiento es cuando podemos diseñar el contexto tecnológico. Si optamos por un modelo asentado en la cultura digital que se apoye fuertemente en la educación expandida , en el aprendizaje activo y colaborativo soportado por modelos de conocimiento abierto, la clave es pensar en como lograr la apropiación de las tecnologías por los usuarios y como éstas pueden mejorar su empoderamiento, su capacidad para generar un aprendizaje autónomo y significativo.

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