Hace unos días, Albert Montagut, director del diario gratuito ADN, publicaba en la sección de cartas al director una interesante reflexión sobre las adicciones de los más jóvenes a la Red . Decía Montagut que en la actualidad "miles de familias españolas tienen el mismo problema: los padres son incapaces de controlar que sus hijos dejen por un rato de navegar por las redes sociales y se relajen, lean un libro o hagan, simplemente, los deberes".
Y añadía que " el uso prolongado de Facebook o páginas de contactos similares causa, según los expertos, ansiedad. Con esa ansiedad muchos menores tardan horas en poder dormir una vez apagadas las luces. Al día siguiente su comportamiento en clase es deficiente".
Sin embargo, y lejos de caer en el cesarismo, aseguraba que "es difícil intentar controlar el uso de internet cuando sabemos que nuestros hijos vivirán el resto de su vida sujetos a la red, allí encontrarán el desarrollo de su vida laboral y, muchas veces, personal. El mal uso viene dado porque no hemos querido incorporar la realidad de internet a la escuela, hacer de la red algo lógico, no una simple herramienta de evasión". Toda una realidad
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